Las diferencias entre el sistema educacional sueco universitario y el español son más que notables. Mientras que en España se fomenta al máximo la competitividad, el trabajo individual y la formación teórica en base a los criterios del profesor, en Suecia defienden desde preescolar la igualdad y la importancia de ir pasando sin premiar a las notas más altas, la formación del alumno por su cuenta con un guía que es el profesor y el trabajo y los debates constantes en grupo. No me atrevería a decir qué método es mejor o peor, pero sí puedo afirmar que lo ideal para los alumnos sería una mezcla entre ambos, un punto intermedio entre ambos sistemas. En Suecia se puntúa de la A a la F, siendo A la nota más alta y F la más baja (suspenso).

Independientemente de las diferencias del sistema educacional, existen las diferencias entre una universidad enorme con sus distintos campus repartidos por una gran ciudad como Valencia, y una universidad de una ciudad de apenas 200 000 habitantes que se encuentra formada por cinco o seis edificios colindantes. Esto ayuda a crear un ambiente familiar entre los estudiantes de intercambio. También quedarán claras todas las diferencias que pueden existir entre una universidad antigua como la de Valencia, y otra fundada hace menos de una década: equipamiento, infraestructura, ganas y grado de compromiso de los componentes, etc. Una curiosidad es el hecho de que allí los deportes apenas están fomentados por la universidad, cosa que me impactó bastante en un principio ya que imaginaba que podía ser algo parecido al sistema estadounidense.

Es importante que os hagáis a la idea de que el tratamiento que reciben los erasmus por parte de los profesores es idéntico al que reciben los estudiantes suecos. Quizás se debe a que es una de las universidades más internacionales de Suecia y no pueda permitirse el lujo de bajar el listón para un flujo tan importante de estudiantes internacionales.

Las asignaturas son bastante prácticas. Suelen basarse más en trabajos que en exámenes. Pocas son las asignaturas “difíciles”, suelen ser fáciles de pasar con un esfuerzo no muy grande, aunque las buenas notas cuestan un poco más de sacar y no son muy frecuentes. La mayoría son cursos bastante generales, válidos para todo tipo de carreras de humanidades. Ofrecen una visión general sin entrar muy a fondo. Los profesores confían en el saber hacer del alumno y actúan como guías del estudiante. Piden muchos trabajos en equipo y se hacen debates constantes para fomentar el aprender de tus propios compañeros.

José Luis Muñoz Braulio

Última actualización: diciembre de 2009.